Me parece que no está de más comenzar recordando que la encuadernación fue, y continúa siendo mayoritariamente, antes un oficio que un arte.
Se puede encuadernar muy correctamente, cumpliendo todos los requisitos técnicos profesionales necesarios, esto es, diseño general de la obra, elección de la estructura más conveniente, selección de materiales, costuras, articulaciones, decoración, rotulación, etc., sin preocuparse siquiera por añadir un ápice de creación artística a la obra. La encuadernación de arte comienza cuando el artista encuadernador, o encuadernador artista, tanto da, no se limita a cumplir correctamente con el oficio de encuadernar, sino que aspira además a expresar por medios artísticos su interpretación del libro que tiene entre manos. Conviene no confundir, por lo tanto, destreza en el oficio con creación artística en la encuadernación. Ambas cualidades pueden sumarse o pueden caminar por separado. Cuando ocurre lo primero, puede nacer una obra más completa, de más calidad global. La encuadernación de arte contemporánea debe ser, a mi juicio, una obra que, inspirada en el contenido del libro que contiene, y que protege y articula, se ejecute con criterios profesionales y artísticos de principio a fin. Debe ser una creación artística, con todas sus consecuencias y riesgos, en todas sus facetas: formas y estructuras, articulaciones, costuras, medios de expresión plástica, elección de materiales, técnicas de trabajo… Aquí me interesa poner el acento en el factor riesgo que acompaña a toda obra artística que aspire a crear algo nuevo e interesante, a abandonar el camino fácil de repetir fórmulas seguras y conocidas. También yo comparto la opinión (matices y precisiones aparte) de que la encuadernación de arte actual está muy lastrada por el criterio de mantenerse dentro de los límites de eso que suele definirse, más o menos, como belleza formal. Prima exageradamente lo que gusta a la mayoría, diría más, prima lo “bonito”. ¿Pero qué tiene esto que ver con la acción artística creadora, realizada con personalidad y autenticidad? Todos podemos observar numerosísimas encuadernaciones de hermoso diseño, “muy bonitas”, pero que, cambiándoles el título, podrían servir perfectamente para acoger, indistintamente, un tratado de matemáticas, un recetario de cocina o una colección de desnudos. No es, desde luego, mi forma de entender lo que debe ser la encuadernación de arte. Luis Barrios Los comentarios están cerrados.
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April 2021
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